La persona que existe sujeta a la �ltima de las situaciones, que imbrica todo su ser a lo que concibe el acto inaugural de �sta, atendiendo estupefacta el desarrollo a c�spide y ocaso de la misma, s�lo para maravillarse de la situaci�n siguiente -igual que devienen los cangilones de la noria; dicha persona, no vive la historia y sus relaciones internas, no comprende el r�o, sino que concurre fortuita junto a estancias pasajeras: prisionera de la conmoci�n de lo �ltimo-inmediato; s�bdita entusiasta y ...
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La persona que existe sujeta a la �ltima de las situaciones, que imbrica todo su ser a lo que concibe el acto inaugural de �sta, atendiendo estupefacta el desarrollo a c�spide y ocaso de la misma, s�lo para maravillarse de la situaci�n siguiente -igual que devienen los cangilones de la noria; dicha persona, no vive la historia y sus relaciones internas, no comprende el r�o, sino que concurre fortuita junto a estancias pasajeras: prisionera de la conmoci�n de lo �ltimo-inmediato; s�bdita entusiasta y camandulera a la vez, sierva devota y farsante, del reino temporal en turno. * * * ... la vida engulle el tama�o del fracaso que ha creado ... ya se dijo en otra parte. Con los ojos puestos en la chistera, el artilugio anterior ha caducado y se integra an�nimo (si acaso lo hace) al asombro presente -mientras dure. Cautivos del estremecimiento, aherrojados en las impresiones vol�tiles, habr�a que preguntarnos: mientras nosotros hacemos del consumo permanente de los trucos sensualistas el marco infranqueable de nuestro espacio operatorio (bailando como lisiados emocionales frente a una pantalla, en busca de aprobaci�n), �qui�nes se arrogan la realidad como posesi�n, como feudo exclusivo? Nos podemos creer muy listillos en el disfrute moment�neo; sentir muy euf�ricos ante la expectativa de obtenci�n mientras gira sus manos el trilero... Recordemos tan s�lo que igual anda el Lazarillo, aquel p�caro que, ciego de su degradaci�n paulatina, se ve fascinado en el provecho p�rrico y fugaz de circunstancia. * * * Por supuesto que no es ning�n ritual de expiaci�n, ning�n Auto de Fe, romper tal c�rcel. La escapatoria del piranesi de la fagocitaci�n cognitiva, pasa por la obtenci�n y transformaci�n constantes de las condiciones materiales, por la cantidad y la cualidad de herramientas con que interactuamos con, en y para el mundo, y no por el abracadabra de opioides ideol�gicos que de hecho refuerzan sus paredes: grimorios de la auto superaci�n, recetarios del �xito, vadem�cums de la actitud positiva ( I lo-que-sea siempre y cuando sea yo quien lo ame y selfi), y toda esa ecolalia banal, est�ril, floculada de una cosmovisi�n egoc�ntrica e imb�cil que, entre otras glosas de igual progenie, se evidencia en lemas tan aviesos como el "no hay tal cosa como la sociedad, hay individuos". * * * La vida me aleja de aquel yo que escribi� este viaje , y, sin embargo, �ay!, el desarrollo de las directrices y los acontecimientos mundiales ocurridos desde entonces, m�s pr�ximo vuelven al objeto de estas p�ginas a nuestra actualidad pauperizada, lumpenizada. No busquemos extra�os y ex�ticos culpables; no inspeccionemos las nubes, el horizonte... El 'ataque' no ser� de pel�cula -�sa, en que salvan a la galaxia... De seguir as�, tenemos en nuestros hogares a quien reir�, perversamente, por �ltimo. D.M. 2023
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