Muy Sr. m�o: Hace algunos d�as que recib� una carta de C�diz escrita por un sujeto de indudable cr�dito y veracidad, e impuesto bastante a fondo en los negocios p�blicos, de la cual he cre�do conveniente dar a Vd. noticia, porque seg�n veo, Vd. tiene muy pocas directamente de aquel pueblo. Mis noticias no son agradables, y si yo hubiera de publicarlas con mi nombre seguramente no habr�an salido de mi cartera; mas como Vd. en estas materias tiene ya poco que perder, quiero decir, como el odio que Vd. ha ...
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Muy Sr. m�o: Hace algunos d�as que recib� una carta de C�diz escrita por un sujeto de indudable cr�dito y veracidad, e impuesto bastante a fondo en los negocios p�blicos, de la cual he cre�do conveniente dar a Vd. noticia, porque seg�n veo, Vd. tiene muy pocas directamente de aquel pueblo. Mis noticias no son agradables, y si yo hubiera de publicarlas con mi nombre seguramente no habr�an salido de mi cartera; mas como Vd. en estas materias tiene ya poco que perder, quiero decir, como el odio que Vd. ha excitado en muchos de sus paisanos no ha de crecer ni menguar porque diga Vd. algo de nuevo que les disguste, me determino a mandar mis noticias, envueltas en un cent�n de reflexiones, por si quiere Vd. publicarlas, y, como decimos com�nmente, sufrir por m� las pedradas. Ya sabe Vd., dice mi amigo de C�diz, que yo he sido de los m�s alegres en materias de revoluci�n de Espa�a; pero he venido �ltimamente a caer en mucho desaliento. Las Cortes, en que ten�amos puestas nuestras �ltimas esperanzas, han errado el golpe, y no han excitado, o no han sabido conservar el esp�ritu p�blico que pod�a salvarnos. Perdida la primera ocasi�n es dif�cil que puedan hacer nada. Y no es porque no haya en las Cortes hombres de mucho provecho; no porque en general sus individuos carezcan de buena intenci�n, ni patriotismo, sino porque, siendo muy buenos, no son lo que las circunstancias de Espa�a exig�an: han hablado y no han hecho nada. El Consejo de Regencia participa en sumo grado de la debilidad de todos los anteriores gobiernos; pero �qui�n hab�a de creer que tiene acaso preocupaciones m�s da�osas que aqu�llos? �Qui�n hab�a de creer que un hombre de los talentos de Blake, hab�a de incurrir en el error de oponerse al �nico medio de formar un tal cual ej�rcito, quiero decir, la admisi�n de oficiales ingleses y austr�acos?.
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Add this copy of Cartas de Juan Sintierra: (Crítica de las Cortes de C to cart. $11.27, new condition, Sold by Ingram Customer Returns Center rated 5.0 out of 5 stars, ships from NV, USA, published 2023 by Culturea.