Estoy viendo, Watson, que no tendr� m�s remedio que ir -me dijo Holmes, cierta ma�ana, cuando est�bamos desayun�ndonos juntos. -�Ir! �Ad�nde? -ADartmoor..., a King's Pyland. No me sorprendi�. A decir verdad, lo �nico que me sorprend�a era que no se encontrase mezclado ya en aquel suceso extraordinario, que constitu�a tema �nico de conversaci�n de un extremo a otro de toda la superficie de Inglaterra Mi compa�ero se hab�a pasado un d�a entero yendo y viniendo por la habitaci�n, con la ...
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Estoy viendo, Watson, que no tendr� m�s remedio que ir -me dijo Holmes, cierta ma�ana, cuando est�bamos desayun�ndonos juntos. -�Ir! �Ad�nde? -ADartmoor..., a King's Pyland. No me sorprendi�. A decir verdad, lo �nico que me sorprend�a era que no se encontrase mezclado ya en aquel suceso extraordinario, que constitu�a tema �nico de conversaci�n de un extremo a otro de toda la superficie de Inglaterra Mi compa�ero se hab�a pasado un d�a entero yendo y viniendo por la habitaci�n, con la barbilla ca�da sobre el pecho y el ce�o contra�do, cargando una y otra vez su pipa del tabaco negro m�s fuerte, sordo por completo a todas mis preguntas y comentarios. Nuestro vendedor de peri�dicos nos iba enviando las ediciones de todos los peri�dicos a medida que sal�an, pero Holmes los tiraba a un rinc�n despu�s de haberles echado una ojeada Sin embargo, a pesar de su silencio, yo sab�a perfectamente cu�l era el tema de sus cavilaciones. S�lo hab�a un problema pendiente de la opini�n p�blica que pod�a mantener en vilo su capacidad de an�lisis, y ese problema era el de la extraordinaria desaparici�n del caballo favorito de la Copa Wessex y del tr�gico asesinato de su entrenador.
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