El Creador estaba sentado en su trono, pensando. A sus espaldas se extend???a el ilimitado continente del cielo, impregnado en un glorioso resplandor de luz y color; y ante ???l se elevaba, como un muro, la negra noche del Espacio. Su poderosa mole se alzaba hacia el cenit robusta como una monta???a coronada por su divina cabeza, que reluc???a como un sol distante. A sus pies se ergu???an tres personajes colosales, disminuidos por contraste casi hasta la extinci???n; eran los arc???ngeles, cuyas cabezas le llegaban a la ...
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El Creador estaba sentado en su trono, pensando. A sus espaldas se extend???a el ilimitado continente del cielo, impregnado en un glorioso resplandor de luz y color; y ante ???l se elevaba, como un muro, la negra noche del Espacio. Su poderosa mole se alzaba hacia el cenit robusta como una monta???a coronada por su divina cabeza, que reluc???a como un sol distante. A sus pies se ergu???an tres personajes colosales, disminuidos por contraste casi hasta la extinci???n; eran los arc???ngeles, cuyas cabezas le llegaban a la altura del tobillo. Cuando el Creador termin??? de pensar, dijo: -He pensado. ???Mirad! Levant??? la mano y de ella surgi??? un chorro de fuego pulverizado, un mill???n de soles fabulosos que hendieron y surcaron la oscuridad, alej???ndose y alej???ndose, menguando en tama???o y brillo al penetrar los distantes confines del Espacio, hasta convertirse en min???sculos diamantes refulgiendo bajo la inmensa b???veda del universo. Al cabo de una hora, el Gran Consejo se disolvi???. Impresionados y pensativos, los miembros se alejaron de la Presencia y se retiraron a un lugar privado para poder hablar con libertad. Ninguno de los tres parec???a dispuesto a iniciar la conversaci???n, prefiriendo que lo hiciera alg???n otro. Todos deseaban ardientemente discutir el gran acontecimiento, pero no deseaban comprometerse hasta saber c???mo lo valoraban los dem???s. As??? que hubo un cruce de palabras vagas y titubeantes sobre temas sin importancia; y aquello se prolong??? tediosamente sin llegar a ninguna parte, hasta que finalmente el arc???ngel Sat???n se arm??? de valor -cosa de la que estaba sobradamente aprovisionado- y rompi??? el hielo.
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